~ The choice was mine, I didn't think enough. Please tell mom this is not her fault.

Cerré los ojos suspirando abiertamente una vez que mi cabeza daba vueltas. Era el efecto del bendito alcohol, aquel que a pesar de no servir para absolutamente llevaba rato tomando, tenía ya bastantes tragos tomados ya y era la segunda botella de vodka en acabarse. Abrí los ojos y arroje la botella al suelo apenas termine de servirla en el vaso de vidrio y apenas toco el frio piso se rompió en mil pedazos causando un pequeño estruendo en aquel salón desolado, a lo cual me reí entre dientes. Mi madre no estaba y por lo que sabía no volvería esa noche era tan obvio que pasaría toda la noche en casa de Jesse haciendo cosas que ni quería imaginarme, no porque no fueran normales si no porque no es la mejor imagen que una hija puede ponerse en la cabeza de su madre. Solté un suspiro tomándome de un trago el último vaso de vodka, gemí al sentir el ardor en mi garganta siempre había odiado beber por aquella razón pero simplemente ese día me había vuelto bastante masoquista. No había querido hablar con nadie, con absolutamente nadie, ignorando llamadas por horas hasta que por fin el horrible sonido del teléfono me canso. Lo había dejado en alguna parte de la desastrosa sala de estar sin batería, quería estar sola ¿y nadie lo entendía acaso? Mire por todo el lugar, desastre tal y como yo. Me puse de pie tambaleándome solo un poco definitivamente tenía el alcohol subido por primera vez. Tome una bocanada de aire dignándome al fin a caminar hacia las escaleras, una vez que alcance la barandilla me sostuve con fuerza para poder subir sin mucha prisa quizá por el dolor de cabeza, o quizá porque mis propios pensamientos me consumían en un pánico que jamás había sentido. El silencio en la casa era súbito y lo único que lograba oír eran mis pasos mientras subía, una vez que logre pisar en la planta de arriba apoye mi mano en la pared para mantenerme aún firme sabía que si me soltaba de cualquier cosa como mínimo iba a caerme, quien lo diría la chica que odiaba tomar estaba borracha hasta más no dar. Entre al baño del pasillo dejando que mis pies me condujeran a quien sabe donde pero en un espacio de mi mente que intentaba no escuchar sabia a donde me conducía, sentía como que perdía el control sobre mi propio cuerpo pero no era así yo misma me guiaba a esta dolorosa realidad. Me detuve frente al gran espejo de cuerpo completo que estaba ahí…horrible, completamente horrible aquella imagen, una Alejandra que jamás pensé que vería me daba asco yo misma. Me acerque a la pared para abrir en el pequeño estante junto al espejo manteniendo mis fuerza en estar de pie establemente, lo que menos pensé, ahí estaba. Saque la multiusos vieja de mi padre, en perfecto estado, mi madre jamás la usaba solo la tenía ahí por pertenecerle a Troy Efron. Solté todo el aire que tenia contenido para retener las fuerzas y mantenerme estable y una vez que me tambalee me deje caer al suelo, gemí a causa del duro golpe pero me arrime hacía la pared apoyando mi espalda en esta dejando me cabeza reposar hacia atrás en ella. Jugué con el pequeño artilugio pasándolo entre mis dedos una y otra vez hasta que la voz en mi cabeza se hizo más necia que antes, con la otra mano abrí en cada una de las piezas de este hasta encontrar la que quería, una navaja fina, con el filo intacto como nuevo. Cerré los ojos procesando cada momento de mi vida pensando en lo bueno pensando en lo malo y las imágenes que recorrían mi cabeza se detuvieron solo en tres rostros, el de Taylor, el de Katie, y el de Justin. Pude sentir el nudo en mi garganta, el dolor en mi pecho, el golpe bajo en mi vientre y se sentía todo tan real que parecía que en verdad estaba viviendo una tortura. Acerque el frío acero a mi muñeca derecha insertando la punta de la cuchilla en mi piel y un pequeño jadeo escapo de mis labios a causa de la punzada de dolor, moví la cuchilla de extremo al otro extremo cortando en toda la longitud de mi muñeca, no tarde nada en sentir el espeso liquido helado escapar de la herida, y a pesar de la poca fuerza que tenía en aquella mano puse la cuchilla en esta repitiendo el mismo acto pero en la muñeca izquierda pero con menos profundidad supuse ya que el dolor fue menor. Inhale con fuerza dejando caer el utensilio al suelo y espere simplemente a sentir el espeso liquido derramarse por mis manos.

Debía parecer pesada pero ya habia echo más de 10 llamadas a Ale, y era totalmente raro que no haya respondido con algun msj o algo ella solía tener el celular ensima todo el tiempo. Llamé a la casa y por alguna razón tampoco me atendió habia muy poca probabilidad de que hubiese salido ya que hace muchas horas antes habiamos estado hablando además de que cada uno de nuestros amigos estaban en la suya. Me preocupe. Me preocupé exesivamente. Dejé que pasara un rato más antes de intentar localizarla denuevo pero ni rastros de ella, ni por celular, twiter o algo. Me cambié aunque así no más ya que me dirigía hacia su casa, y su casa era como la mía. ¿Para que arreglarme?. Busqué las llaves del auto y el celular para intentar comunicarme con ella en el camino. Prendí el motor del auto, y me fijé que no habia nadie en la calle, nadie lo que me hizo alzar una ceja pero le resté importancia, dí marcha atras y me dirigí hacia la casa de ella que no quedaba tan lejos. En el camino la llamé una vez más pero tampoco atendió como las tantas veces anteriores. Solté un pequeño bufido y prendí la radio en volumen bajo- Juro que si es un broma la pagará -Murmuré y mordí mi labio. Los minutos transcurrian y ya habia estacionado el auto en la entrada de su casa. Me saqué el cinturón de seguridad y tome el celular bajandome del auto.
Una vez que estuve delante de su puerta mira por las ventanas y me encogí de hombros. Toqué la puerta con suavidad y nadie contestaba, el timbre y lo mismo hasta que mi buena memoria me recordó que tenia una llave de su casa en mi llavero al igual que ella. Ahora sí, puse las llaves en la cerradura y la giré hasta que la purta se entorno tras un leve empuje con una de mis manos. Me asomé y alcé una ceja encogiendome de hombros al ver algo de desastre. Mis malos pensamientos abarcaron mi cerebro, ¿y si le habia pasado algo? no por dios, Kat despejate. Me tensé al ver las botellas por el suelo, pedazos de vidrio de estas lo que me hizo encogerme de hombros, o se habia alcoholizado o algo habia pasado. Dejé las llaves sobre la mesada más cercana y caminé unos pasos más adentro tras haber cerrado la puerta. Giré sobre mis pies y la llamé- ¿Ale? ¿Ale?.. -Y no obtuve respuesta alguna. Caminé hacia la cocina pero no estaba, por lo que me dirigí sigilosamente hacia arriba. Remojé mis labios y pasié mi mirada por el pasillo y la llamé una vez más- Ale, ¿estas aquí? estoy preocupada deja de jugar -Dije con la voz calmada pero alta. Fuí para su habitacion y allí no estaba pero si estaba en el baño que al entrar me llevé una gran sorpresa. Allí estaba, tirada contra la pared, derrotada. Derrotada por si misma, por si misma. Nunca la habia visto así por eso es por lo que me preocupé más. Solté un suspiro y me acerqué rapido a ella sacandole la navaja de las manos como pude ya que no quería que se la saque- ¿Que has echo Alejandra? Maldita sea -Pregunté con el tono de mi voz más elevado pero no tanto para que no se asustara y me paré para dejar la navaja sobre la mesada lejos de ella y luego volvi a arrodillarme frente a ella, preocupada con mi corazón latiendome a mil. Como nunca.

Jamás habia pensando que llegaría al punto de estar tirada en el suelo de mi baño, con el nivel de alcohol más alto que nunca antes, jamás pensé que llegaría al punto de tomar la navaja de mi padre y cortarme ambas muñecas, nunca pensé en la valentía que eso requeria o jamás habia considerado lo débil que debia ser para hacer aquella tontería. Era una cobarde, una idiota que no pensaba en nadie que pensaba sólo en ella misma y ahí estaba, arrancandome lo que quedaba de mi vida si es que aún restaba algo, porque me sentía acabada, me sentía muerta en vida como si nada exisitera a mi alrededor como si fuera lo suficientemente invisible como para que la suerte no se acercara a mí. Había perdido a mi hijo, había perdido al hombre que una vez ame, mi corazón estaba hecho pedazos y si pensaba más se acercaba el doloroso hecho de que él hombre que había logrado robar mi atención y mi cordura quería a otra que no era yo, pensar en Justin, pensar en Taylor ¿qué traía eso de bueno?. La sonrisa de mi padre apareció en mi mente dejandome sin aliento por un momento, si moría lo vería ¿no? Quizá ese era mi único consuelo que podría ver al hombre que ame más que a mi misma pero que perdí en tan corto tiempo. Llevaba tanto sufriendo, desde el día que había conocido a Justin Bieber, mi cabeza era el peor de los caos y mi corazón era la tercera guerra mundial, única muerte conocida: La mía. Desde Christian, hasta el día que lo ví por última vez todo era lagrimas, todo era dolor. Y la felicidad que él me había dado había acabado el día que me rompió el corazón. Quién escuchara mis pensamientos diría "que vano, suicidarse por un chico" pero no era un chico cualquiera era el chico que me había dado una razón para vivir y luego la había destrozado. Luego venía Taylor a mi cabeza, ¿estaría feliz con mi muerte? En lo más profundo esperaba que sí, quizá porque estaría con Kristen al fin, porque quizá así la única persona que le ha arruinado la única relación que desea se ha ido. Y quizá en mi muerte yo sea feliz, porque él estará con la mujer que quiere porque no tendré que verlo sonreírle porque no tendré que verlo amarla como quisiera que me amara a mí. Pero la pregunta era ¿La amaba?, no sabía decir si era lo que él sentía por ella pero era obvio que por mí no era, y eso definitivamente aumentaba el dolor en mi pecho. ¿Cómo se sentiría Ryan cuando la única chica que le gustaba fastidiarlo hasta el cansancio se había ido?, ¿Mi tío Zac? ¿Vanessa? ¿Selena? ¿El cabeza de árbol? ¿Demetria?...Tantas personas en quien pensar y aún así no me importaba en nada morir, al contrario de eso estaba relajada esperando que la perdida de sangre me provocara una perdida de conciencia. Pude escuchar una leve voz de lejos pero lo considere sólo la necia voz en mi cabeza otra vez, pero no, a pesar de que tenía los ojos cerrado supe que alguien entro pues logre escuchar el ruido de los tacones en el suelo, y aquella dulce voz sólo me dijo quien era. Katie, ¿cómo se estaría sintiendo de encontrarme así?, una pequeña sonrisa surco mis labios apenas ella pregunto y supe exactamente lo que estaría pensando "¿Tan sinica estas siendo, que te atreves a sonreírme?" pero si, tan sinica estaba siendo.
- ¿Qué he hecho? -Repetí su pregunta, casi parecía que hablaba conmigo misma pero no, quería hablar con ella quería gritarle lo que mi mente decía y quería parar el dolor en mi pecho, los golpes en mi vientre y el frío que se derramaba sobre mis manos hasta extenderse en el suelo.- Sólo mira el suelo...está lleno de sangre, ¿no? -Mi voz sonaba apagada lo suficiente cómo para romperse en cualquier segundo, y es que mis fuerzas ya no existian casi ni podía sentir el aire entrar en mis pulmones.- Eso hice. Nadie llorara esta muerte, ¿por qué hacerlo? Sólo, date la vuelta, que mi mejor amiga me vea morir no es la mejor de las emociones. Justin podrá olvidarse de mí más rápido de lo que está haciendo y...Taylor, él podrá ser feliz al fin. Plan perfecto. -Susurre dejando que la últimas dos palabras salieran en un simple hilo de voz, estaba acabada ya no sentía ni mi propia cabeza y no tarde nada, en perder la conciencia. Una vacío, un agujero negro, el aire me faltaba, y respiraba apenas lo que podía, pude escuchar el latir de mi corazón comenzar a disminuir, minutos y ya no estaría ahí.

Tardó bastante minutos en responderme por lo que solo me preocupé por buscar alguna gaza o algo para poder frenar la sangre. Pero no encontré por lo que me desesperé. Me sentía mal realmente, no era un momento que esperaba pasar y menos con ella. Esto era terrible, se estaba llendo de las manos tanto de ella como de las mias y no sabia como manejar este asunto. Mis ganas de llorar se hicieron más presentes de la desesperación y la angustia mientras la escuchaba lo que me hizo desviar la mirada para el suelo cerrando mis ojos por la gran cantidad de sangre derramada y ma acerqué a ella con rapidez tomando su rostro entre mis manos ya algo histerica- Oye tú escuchame bien..aqui nadie quiere que te mueras porque no te moriras..solo, me gustaría decirte miles de cosas que te descargues pero no es el momento porque no hay tiempo y solo.. -Mordí mi labio con fuerza cuando noté que se habia desvanecido, cerrando sus ojos y sintiendome sola en esa habitación, en ese baño. Nunca me sentí tan sola estando con alguien. Me senté en el suelo o más bien me deje caer, dejando que las lagrimas brotaran por mis ojos. No sabia que hacer, estaba sola. Me sentía perdida, desorientada. ¿Que diablos se supone que debia hacer? ¿Que diablos estoy haciendo aca sentada cuando tengo que estar llamando a alguien?. Busqué mi celular y maqué el numero del hospital de una ambulancia de lo que fuese que llegara rapido. En los pocos minutos que tardó en venir la ambulancia me habia agarrado un manojo de nervios, un ataque de nervios incontrolable. Estaba sola con Ale, bah nisiquiera con ella porque estaba y no estaba. Una vez que estuvieron los medicos o paramedicos como sea no me importa ahora, se llevaron a Ale y decidí ir en mi auto tras ellos. Pero antes de salir me quedé en el baño mirando la gran manchas de sangre esparcidas y me olbigué a cerrar los ojos, dios aún no podia creer esto, que esto realmente este sucediendo. Era mi mejor amiga, era mi hermana, era lo más importante de todo porque siempre estaba, en las buenas y en las malas escuchandome, abrazandome cuandolo necesité al igual que yo con ella. Pero, ahora que no la tenia estaba desorientada, tan malditamente desorientada. Me recosté en la pared apra luego salir del baño y cerrar la puerta de este, luego le pediria a Taylor, Ryan o alguien que me acompañara a acomodar esto. Corrí escaleras abajo tomé las llaves de mi auto y tras cerrar la puerta de la casa con seguro caminé hacia el auto y pusé este en marcha mientras me colocaba el cinturon de seguridas y dejaba que mi cabeza se rescostara en el respaldo del asiento, a los segundos comenzé a manejar hacia el hospital lo más rapido posible. Mi vista estaba algo nublada a causa de las lagrimas, pero en verdad, estaba totalmente aterrada. Necesitaba aferrarme a alguien.